miércoles, 11 de noviembre de 2009

10 Diferencias entre un ganador y un perdedor

Diez diferencias entre un ganador y un perdedor
1. Un ganador comete errores y dice: “Me equivoqué”. Un perdedor dice: “No fue mi culpa”.
2. Un ganador da crédito a la buena suerte por haber ganado, aún cuando su triunfo no tuvo nada que ver con la suerte. Un perdedor culpa a su mala suerte, por haber perdido, aunque no tuvo nada que ver con la derrota.
3. Un ganador trabaja más duro que un perdedor y tiene más tiempo disponible. Un perdedor siempre está “demasiado ocupado”, es decir, demasiado ocupado perdiendo el tiempo.
4. Un ganador supera un problema. Un perdedor le da la vuelta.
5. Un ganador pide perdón haciendo las paces. Un perdedor dice que lo siente mucho, sin embargo hace lo mismo en la siguiente ocasión.
6. Un ganador sabe cuando pelear y cuando llegar a un acuerdo. Un perdedor llega a un acuerdo cuando no debe y pelea cosas por cosas que no valen la pena. Cada día es una batalla vital, y es muy importante que peleemos por cuestiones importantes, sin desperdiciar el tiempo con asuntos insignificantes.
7. Un ganador dice: “Soy bueno, pero todavía puedo mejorar”. Un perdedor dice “La verdad, soy mejor que la mayoría”. Un ganador ve hacia arriba para encontrar su destino. Un perdedor ve hacia abajo a aquellos que no han alcanzado el puesto que tiene.
8. Un ganador respeta a sus superiores e intenta aprender de ellos. Un perdedor envidia a sus superiores e intenta descubrir sus fallas.
9. La responsabilidad de un ganador va más allá de su trabajo. Un perdedor dice: “No soy más que un empleado”.
10. Un ganador dice: “Debe haber una mejor manera de hacerlo”. Un perdedor dice: “¿Para qué cambiar las cosas? Así se han hecho siempre”.
Fragmento de Automotivación / Richard Denny

martes, 10 de noviembre de 2009

Paradigmas de la juventud

Paradigmas NEGATIVOS sobre la juventud:
Los adolescentes están confundidos.
Los adolescentes no saben lo que quieren.
Los adolescentes no tienen metas establecidas.
Los adolescentes sufren de una crisis de identidad.
Los adolescentes no son como los de antes.
La juventud está perdida.
La juventud no tiene valores.
La juventud tiene los valores por los suelos.
Muchos jóvenes son muy ociosos.
Los jóvenes están perdidos y no saben lo que quieren.
Las muchachas ahora hacen más desmanes que los jóvenes varones.
Los jóvenes son muy individualistas y sólo buscan su propio beneficio.
Los jóvenes nada más están comiendo chatarra y su alimentación es muy poco saludable.
Los jóvenes tienen muchos peligros en esa etapa.
Muchos jóvenes tienen adicciones que les destruyen su vida.
Los jóvenes no tienen hábito de lectura y no se ocupan de leer libros.
Muchos jóvenes no gustan de estudiar o de ser buenos en actividades académicas.
Parece que los adolescentes están peor que nunca.
La tecnología y el internet están echando a perder a la juventud.
Los adolescentes sólo se interesan en estar chateando, oyendo música, enviando mails basura, entrando a myspace, hi5, metroflog, fotolog, twiter, facebook; actividades que no les ayudan en nada y hasta les perjudican.

Paradigmas "nuevos" y positivos sobre la juventud:
Los jóvenes tiene mucha energía que al ser canalizada positivamente se pueden lograr muchas cosas.
Los jóvenes tienen mucho potencial creativo que puede ser explotado para su beneficio y el beneficio de la sociedad.
Los adolescentes pueden ser muy productivos si se lo proponen.
Los jóvenes tienen mucha capacidad de realizar acciones en beneficio de la sociedad.
Los adolescentes pueden ser orientados a la participación fructífera de su entorno.
Los jóvenes tienen ideas nuevas, frescas y revolucionarias.
Los jóvenes tienen una capacidad emprendedora que necesita un “empujón” para florecer.
Los adolescentes participan activamente en su proceso de desarrollo y maduración.
Los jóvenes aportan una actitud de buen humor y risas.
Los adolescentes son más inteligentes de lo que la sociedad piensa, solo hace falta escucharlos.
Todos los jóvenes tienen la capacidad de superar y atravesar eficazmente los cambios que se vengan en esta etapa.
Los adolescentes pueden aprovechar su libertad y tiempo, tanto para el ocio como para el estudio y trabajo, equilibrando ambas cosas.
Los jóvenes trabajan sinérgicamente y obtienen logros asombrosos.

¿Cuáles paradigmas crees que hay que tener para tratar con jóvenes?
¿Cuáles prefieres para ver y trabajar con los jóvenes?
Recuerda el efecto pigmaleón, cuando tratas con jóvenes si llevas paradigmas negativos, autocumplirás lo que llevas en mente, y visceversa con los paradigmas positivos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Sabías qué?...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Patrocinio: Asociaciones para escuchar

Stephen Gilligan sostiene que el patrocinador transforma al patrocinado, en primer lugar reconociendo o “viendo” algo latente en él, y en segundo lugar estando ahí para servirle de punto de referencia.

Escuchar es una de las formas en que el patrocinador puede “estar ahí” para su cliente.
Desde el punto de vista del patrocinio, la clave de la escucha eficaz consiste en estar al mismo tiempo plenamente centrado y plenamente conectado con el cliente.
Esto nos permite crear y mantener un “espacio” en el que el cliente pueda verdaderamente reflexionar y hablar desde su propio centro. Escuchar desde tu centro permite que lo que el otro dice “te toque”, y te ayuda a ser el al mismo tiempo curioso y receptivo.
Las asociaciones para escuchar son una forma de aplicar esta clase de escucha como herramienta sencilla, pero eficaz, de patrocinio y “copatrocinio”.
El concepto de “asociación para escuchar” fue desarrollado por Paty Wipfler del Parents Leadership Institute de Palo Alto, California.
Según Wipfler (1989) “escuchar constituye una herramienta que puede atender poderosamente las necesidades de los padres (y de otros) en cuanto ayuda al aprendizaje y liberación de estrés”.
Wipfler argumenta que todos disponemos de la capacidad natural para ayudarnos mutuamente mediante la escucha y que, cuando esta capacidad es adecuadamente desarrollada a lo largo del tiempo, vamos disponiendo de mapas recursos, podemos ayudar más eficazmente y… nos sentimos más seguros de nosotros mismos.
También anima a la gente a crear una estructura sencilla pero poderosa con la que anclar y dirigir esta capacidad para escuchar, formando lo que ella ha denominado “asociaciones para escuchar”.
(En una asociación para escuchar) el acuerdo consiste en intercambiar regularmente el tiempo de escucha… Este tiempo de escucha se reparte en turnos de igual duración. Una persona habla y la otra escucha con atención.

Quien escucha no ofrece consejos, ni da pistas,, ni hace preguntas para satisfacer su curiosidad, si no que se limita a comunicar respeto y aprecio plenos.

Quien escucha parte de la suposición básica de que hablar de las cosas ayudará a la otra persona a aclarar su propia experiencia y aprender de ella.

Cuando el tiempo del primer turno ha concluido, se invierten los papeles y quien ha estado escuchando tiene entonces su oportunidad de examinar su propia experiencia, sus sentimientos y pensamientos, mientras la otra persona le presta toda su atención.

Esta clase de tiempo para pensar de forma ininterrumpida sobre uno mismo y su propia vida… nos ayuda a desenredar la madeja de nuestras experiencias, sentimientos y expectativas, que puedan enmarañar (nuestros pensamientos) y nuestras relaciones…

Cuando se nos ofrece la oportunidad de examinar con detalle nuestra experiencia, nos sentimos más libres para pensar en planteamientos alternativos, en resolver problemas y en actuar intencionalmente cuando se presentan situaciones difíciles. Nos sentimos ayudados para pensar y aprender.
Debo insistir en que la clave para generar una asociación eficaz para escuchar consiste en crear y mantener ese “espacio”, para que quien habla pueda reflexionar sobre su experiencia de forma espontánea y auténtica.

La creación de tal espacio viene facilitada por las primeras cuatro habilidades del patrocinio:

• Estar centrado y ser internamente congruente.
• Estar conectado con el otro.
• Tener curiosidad sobre el otro.
• Ser receptivo hacia todo lo que el otro diga.

Desde la perspectiva de la Programación Neurolingüística, resulta asimismo útil asumir las siguientes creencias, mientras escuchamos a otra persona como “patrocinadores” en una asociación para escuchar.

Creencias del patrocinador (socio que escucha):

• La persona a la que estoy escuchando es inteligente.
• Se encuentra en su propio “Viaje del héroe”.
• Esta persona puede resolver sus propios problemas, a condición de que pueda pensarlos de cabo a cabo.
• Esto es lo más importante que yo podría estar haciendo ahora mismo.
• Tengo tiempo. Este tiempo es un regalo. Mí tiempo empleado en escuchar a esta persona es valioso y no será en vano.

• Lo que esta persona tenga que decir también me enriquecerá a mí.
• Nada es aleatorio. Todo detalle es significativo.
• Todo es una metáfora de alguna otra cosa.
• Me siento generoso y agradecido hacia esta persona.


Establecer entre miembros de un mismo equipo asociaciones para escuchar puede constituir una forma poderosa de estímulo, tanto para el patrocinio mutuo como para el establecimiento de una cultura de patrocinio.
Fragmento de "Coaching: Herramientas para el cambio" / Robert Dilts
"Listening: A tool for caring parents" / P. Wipfler

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Psicoterapia de Milton Erickson


Una historia de psicoterapia para contar...

En sus primeros años como psiquiatra, prestó Erickson sus servicios en una institución en la que pasaba su vida un paciente de unos 25 años de edad. Había sido detenido, unos cinco años antes, por la policía, debido a su perturbado comportamiento, y lo llevaron a la mencionada institución, pero nunca se le pudo identificar, porque no llevaba encima ningún documento, al parecer nadie había denunciado su aparición, y fuera de las frases “me llamo George”, “Buenos días” y “Buenas noches”, no decía ninguna otra cosa que tuviera sentido. A todo intento de llevar una conversación con él, reaccionaba con largas y rápidas verbalizaciones en una lengua artificial.
Fueron innumerables los psiquiatras, psicólogos, enfermeras, y asistentes sociales -y hasta los pacientes de la misma institución- que habían intentado en vano, en el curso de los años, descubrir un sentido en aquella ensalada de palabras, o conseguir inducir a George a expresarse con claridad. Al final, se le había dejado sólo, y él se limitaba de ir de un lado para otro, murmurando para sí casi incansablemente.

Durante unos pocos días, Erickson se limitó a sentarse durante una hora en silencio, al lado del paciente, que le ignoró. Uno de los días siguientes, se presentó, por así decirlo, al aire vacío, pronunciando de pronto y en voz alta su nombre. George no reaccionó hasta el día siguiente, cuando Erickson volvió a pronunciar su nombre, pero esta vez dirigiéndose directamente a él. Entonces George replicó con una larga ensalada de palabras, en tono enojoso, sin mirar a Erickson. A este arranque respondió Erickson (que se había preparado a fondo para el momento) con otra parrafada, no menos corta, pero de acento amistoso, que sonaba igual que la lengua artificial del paciente, aunque contenía otras pseudo palabras. George pareció muy sorprendido y cuando Erickson terminó, respondió de la misma forma, aunque esta vez la verbalización sonaba a interrogativa. Erickson “contestó” de nuevo con inflexiones amistosas y explicativas.
Al día siguiente se inició la conversación con mutua pronunciación de sus respectivos nombres, seguida de una ensalada de palabras de George de cuatro horas de duración ininterrumpidas. Erickson respondió con otra ensalada de otras cuatro horas (aunque esto le costó quedarse sin comer). A ello siguió una nueva verbalización del paciente, esta vez de dos horas, a la que Erickson -ya algo agotado- respondió con otra de la mismaduración.
Al día siguiente se inició de nuevo la terapia con la misma mutua presentación pero, tras un corto intercambio en la habitual jerigonza, George dijo de pronto: “hable usted razonablemente Dr.”, a lo que éste respondió: “¿Por qué no? con mucho gusto. ¿cómo se apellida usted?”. Al cabo de un año George había hecho ya tales progresos que pudo abandonar el establecimiento y encontrar una colocación. A plazos irregulares iba al establecimiento para visitar a Erickson, y, básicamente, para hablarle de su vida. Invariablemente, estas visitas empezaban y terminaban con una ración de ensalada de palabras; y algunas veces añadía con tono seco: “No hace nada mal un poco de insensatez en la vida, ¿verdad doctor?.”


Fragmento de "HABLEMOS EL MISMO IDIOMA" Hablar el lenguaje del paciente Por

Orientación vocacional

Video para orientación vocacional con la novelista y filósofa Simone de Beauvoir

martes, 3 de noviembre de 2009

Diferencia entre "trabajo" y "misión"



Diferencia entre trabajo y misión

La mayoría de personas carecen de sentido de misión. En su lugar tienen un trabajo o una carrera. “Asisten” a la escuela, “van” a trabajar. En su ya clásico estudio sobre la percepción del trabajo de los estadounidenses, Studs Terkel decía:
“En la mayoría de los casos, existe un descontento mal disimulado. El blues del mono azul no es más amargo que el lamento del “cuello blanco”. “Soy una máquina”, dice el soldador. “Estoy enjaulado” se lamenta el cajero de banco, a coro con el oficinista.”. “Soy una mula” gruñe el siderúrgico. “Un chimpancé podría hacer lo que yo hago”, exclama la recepcionista. “Soy menos que una herramienta”, dice el trabajador inmigrante. “Soy un objeto” llora la modelo. Mono azul y cuello blanco comparten la misma frase: “Soy un robot”.

El descontento con sus trabajos lleva a muchas personas a vivir una doble vida. Deben repartir su tiempo entre lo que deben hacer para ganarse la vida y lo que quieren hacer para pasárselo bien. Esta doble vida empieza en la escuela con clases y recreo, continúa con la vida laboral y acaba tan sólo con el retiro.

Los grandes realizadores, en cambio, trascienden por completo la dicotomía trabajo/juego: hacen aquello que aman y aman aquello que hacen. Nora Watson se lo dijo claramente a Sutds Terkel: “creo que la mayoría de nosotros buscamos una vocación, no un trabajo… Casi todos nos encontramos con trabajos demasiado pequeños para nuestro espíritu.
Los trabajos no son lo suficientemente grandes para las personas.”. Llámalo búsqueda, vocación, propósito o misión; es algo que proporciona a quienes lo descubren por sí mismos una motivación profundamente poderosa para estar en este mundo.

Debes encontrar una misión que te atraiga con tanta fuerza que despierte en ti pasiones y te haga vibrar. Cuando la encuentres, encenderá tu fuego, te despertarás entusiasmado, lucharás por hacer de cada día una obra maestra. Esto es lo que caracteriza vivir una misión personal.
¿Cómo sabes que no has descubierto ya tu misión?
Es una cuestión de actitud y estilo de vida. Pregúntate si tienes un trabajo o si estás construyendo tu sueño. Pregúntate si vas a trabajar y te diviertes luego en tu tiempo libre, o si amas tanto tu trabajo que, aun estando de vacaciones, piensas en él y en tu misión.
Si por otro lado, has estado viviendo una vida desprovista de pasión, dividida entre el aburrimiento de trabajar a cambio de dinero y algunas ocasiones esporádicas de diversión, puedes trabajar un proceso de descubrir tu misión.

Algunas personas ni tan solo piensan en una misión, porque no se les ocurre creer que puedan llegar tan lejos. Para erradicar este despropósito, recordemos nuestra tremenda capacidad de aprendizaje.
Fragmento "Liderar con PNL" / Joseph O´Connor

lunes, 2 de noviembre de 2009

La estrategia Disney

La Estrategia Disney es el proceso creativo para la creación de proyectos exitosos, creada por Walt Disney y sus colaboradores, con la cual llevaron acabo sus grandes planes y obras.
La estrategia Disney consta de 3 etapas:
  • Soñador
  • Realista
  • Crítico
Si soy un soñador y no soy realista: soy solo un contador de cuentos.
Si soy un realista y no soy un soñador: soy un adaptado feliz, incapaz de innovar; en el mejor de los casos me limitaré a añadir más de lo mismo.
Si soy un crítico y no soy un soñador y un realista: me convierto en un aguafiestas.
Si soy un soñador y un realista pero no soy un crítico: puedo caer fácilmente en la mediocridad y en el error.
Si soy un realista y un crítico y no soy un soñador: me convierto en burócrata.
Si soy un soñador y un crítico y no soy un realista: soy lo más parecido a una montaña rusa oscilando eternamente entre la manía y la depresión.
Si aprendo a ser un soñador, un realista y un crítico: creando sinergia con los tres, me convierto en la mejor garantía de futuros mejores para mí, mi familia, mi organización y el país del que soy ciudadano.
1. La puesta en marcha de un proyecto supone que los responsables se animen a pasar por tres fases complementarias:
– La del soñador, que imagina, define y se apasiona por los futuros deseados.
– La del realista, que transforma los grandes anhelos/sueños en una secuencia de actividades poderosas/factibles.
– La del crítico que proporciona filtros objetivos y cuestionamientos para descubrir carencias, obstáculos y barreras.
2. La sinergia entre los tres estados es el criterio central de éxito de un proyecto:
– Hay que pasar por las tres fases.
– En el orden indicado
– En caso de un proyecto grupal todos los miembros deben participar en las tres fases.
3. Por lo tanto una condición clave al administrar el proceso creativo es desarrollar espacios y tiempos que propicien los mapas mentales y la interacción requerida por cada fase.

LA FASE DEL SOÑADOR
1. La fase del soñador se orienta a futuros lejanos y deseados.
Nade existe si primero, no hubo un sueño.
2. La maqueta inicial de un arquitecto es un buen ejemplo.
Solía decir Einstein: “prefiero la imaginación a la información porque la información me habla de lo que existe y la imaginación de lo que todavía requiere de mi esfuerzo para que exista”.
3. La tarea de la fase del soñador incluye: establecer nuestros deseos en términos positivos y definir los beneficios del futuro deseado para todos los involucrados.

LA FASE DEL REALISTA
1. El realista transforma el sueño en un plan de trabajo, en una secuencia de eventos: qué, quiénes, cuándo, que asegura la realización del sueño.
2. Para entrar en la actitud del realista ayuda el levantarse con la cabeza y los ojos hacia el frente, con la parte superior del cuerpo ligeramente inclinada hacia delante con gestos y ademanes que representan concentración en la acción.
3. Ayuda, también, el ponerse en los zapatos de las personas que van a poner en marcha el plan. Se termina diseñando un programa más a la medida de las capacidades reales de los encargados de realizar el sueño.

LA FASE DEL CRÍTICO
• La tarea de crítico es evaluar el sueño y el plan diseñado para volverlo realidad para prever problemas potenciales y elementos faltantes.
• El pensar como crítico incluye el tomar una perspectiva más amplia, como situarse en el plano general de una película.
Se trata, paradójicamente, de ampliar el campo del problema para poder ampliar el área de las soluciones.
• El crítico tiene mala fama en los grupos, se le considera un clásico aguafiestas. El problema se agudiza cuando el crítico no se concentra en los hechos; sino en atacar personalmente al soñador o al realista.